Tengo 22 años y mi familia no ha sido ni ha estado cerca de ser millonaria... ni siquiera pegando 14 números del Kino, porque cuando los pegaban, lo mismo le pasaba a tres mil personas más y tocaba un cachito para cada quien. Pero esto no quiere decir que vivamos mal.
Mi abuela, enfermera en sus tiempos mozos, mi abuelo 'todero' desde siempre, crió a mi mamá y sus cuatro hermanos en un ambiente lleno de respeto y humildad. Mi mamá y mis tíos siguieron su ejemplo criandonos, a mi hermano y a mi y a mis 9 primos con la misma filosofía. Familia.
Mi mamá, trabajadora desde los 16 años, logró conquistar un puesto en una de las compañías más grandes del país: CANTV. La compañía telefónica de Venezuela... más grande... en sus tiempos mozos. Mi papá, trabajador desde que pudo hablar, conoció a mi mamá en dicha empresa y nos tuvieron a mi y a mi hermano en la década de los 90. Por lo tanto, no conocemos ninguna 'guerra' de ningún tipo, porque teníamos 6 y 7 años cuando el socialismo llegó a nuestras casas. Parecía todo muy bonito, rojo rojito, mi color favorito.
Pero las cosas cambian cuando comienzas a tener un poquito de razonamiento, cuando te toca subirte sola en la buseta, cuando te toca esperar el vuelto y contar para que no te falte ni un bolívar.
Tengo ahora 22 años, y las cosas se han vuelto patas arriba.
Llegar a casa de mi abuela era una sabrosura; le ofrecían café a todo el mundo a la hora que llegara, una galletica y hasta un plato de comida. Ahora, en pleno año 2015, después de ese socialismo rojo rojito que entró en mi casa hace 15 años, jamás, ni una sola vez, había visto yo la nevera de la casa de Maita así de vacía.
"Voy a montar ese pollo que queda en el altar," escuché decirle esta mañana al despertar. ¡Un pollo! Descansando en el refrigerador la paz eterna espera porque mi abuela ni se atreve a prepararlo, porque no se consiguen, y porque si lo consigues no compras más nada. Mientras estas declaraciones transcurrían, mi hermano envió una foto, que en ella se veía la imagen de un anaquel lleno de paquetes de caraotas y abajo rezaba un escandaloso cartel que decía: "Caraota, 1Kg: 456Bs." ¡A la vaina! Le respondí.
Mis amigos en el exterior, esos son casi $72 1Kg de Frijoles.
Mientras le contestaba a mi hermano, en la televisión, el noticiero de Venevisión mostraba la nota del día: "Un pan por persona venden en las panaderías". La señora que veía, decía con molestia: "¿Un pan por persona? ¿Es que ustedes creen que mis hijos no comen?" Mientras que la dueña del establecimiento confesaba; "No conseguimos harina y si la conseguimos es a precios elevadísimo".
¡QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE CÓMO LLEGAMOS A ESTO?
La 'guerra económica', según voceros del gobierno, es el acaparamiento de materia prima y mercancía por parte de las empresas... empresas que trabajan en un país donde no se produce dicha materia prima... Donde si yo quiero quebrar no vendo, ¿No? Buena táctica la de la Polar. No vendo, quiebro, pero cae el gobierno... ¡Si, claro!
Esa 'guerra económica' ha tocado la puerta de muchas casas. Y cuando toca a la tuya es cuando terminas de darte cuenta lo difícil que es alimentarnos hoy en día en Venezuela. Cuando tienes dinero en el banco pero no consigues comida. Cuando consigues comida pero no te alcanza el dinero. Cuando no tienes dinero y tampoco comida.
Hace aproximadamente dos años soy más consciente de la situación, porque "la situación" es como una suegra fastidiosa que nunca se calla, o mejor: un grillo que no deja de cantar en la pata de tu oreja una noche de esas tantas en las que no hay luz y hace un calor de horrores.
Salir a la calle es una osadía: que te alcance el dinero de los pasajes... que no te vayan a robar el celular mientras llamas a tu mamá para que te lo pague porque no te alcanzó. Que no haya cena caliente porque no hay agua. Que haya un pan (ese que solo te venden) y que al abrir la nevera no tengas nada que echarle adentro. "¡Mañana hay mercal!" Te grita tu mamá desde el cuarto y ya sabes que tendrás que madrugar para hacer la colita, en la que a veces te echas todo el día, bajo un sol apropiado para una ciudad con Medanales, y si todo sale bien, no tendrás que aguantar insultos (o insultar) o agarrarte a golpes con nadie por la última bolsa de azúcar que queda en el estante. No acusen a mi abuela de acaparadora por guardar su pollito.
Es que ya ni pegando los 15 números del Kino.
¡QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE CÓMO LLEGAMOS A ESTO?
A este miserable nivel llevaron a un pueblo lleno de riquezas..Esto sucedió en una cola para comprar alimentos en Caracas...
Posted by Riete del Gobierno on Martes, 14 de julio de 2015
Roraima Colina.-
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